sábado, 14 de enero de 2012

DESIMPRESIONANDO

Revisando mis notas sobre los pintores del impresionismo, he descubierto la enorme variedad de artistas que sin más, agrupamos dentro de un mismo círculo, cuando en realidad en sus inicios, no eran más que un grupo de rebeldes en contra del academicismo establecido buscando su camino.

El Salón Oficial los rechazaba y criticaba con desprecio, pero ellos continuaron en busca de nuevas formas de expresión, nuevos temas, nuevas aportaciones, que tras largos períodos de encuentros y trabajo, dieron sus frutos.

Alguno de ellos, ricos herederos, no tuvieron problemas económicos, como Degas, aunque al final de su vida quedara arruinado, otros no tuvieron tanta suerte y pasaron penurias como Van Gogh, que sobrevivía gracias a la ayuda de su hermano Theo. Monet también pasó por momentos complicados y sus obras se vendieron a precios simbólicos en lotes de 50 ¿Cuánto valdrán hoy?

En 1987 la obra de “Los lirios” de Vincent Van Gogh fue vendida por 53,9 millones de dólares y en 1990 el “Retrato del doctor Gachet” se vendió por 82,5 millones de dólares.¿Era ese su verdadero valor? ¿El loco era realmente el pintor?

Tras visitar el Museo d’Orsay, uno se pregunta ¿por qué no triunfaron en vida? Y ¿qué hacemos hoy elevándolos a los altares? He visto el museo abarrotado, los pasillos en algunos puntos son estrechos ¿cómo esperan que capte la impresión? Y la gente va pasando, viendo sin mirar o mirando sin comprender ¿qué dirían ellos?.

Este grupo artístico en concreto merece sin duda un lugar destacado en la historia del arte y también una espacio más amplio para su contemplación o bien disponer de un control de acceso que limite el número de personas en su  interior. Ellos buscaron en la naturaleza, en los espacios al aire libre., los cambios de luz, la impresión.¿Por qué los encerramos en estancias limitadas? Debemos dejar un espacio mayor acompañado de luz natural, para que al final no nos produzca una profunda desimpresión. Ellos seguro que nos lo agradecerían.