¿Qué lleva al ser humano a excavar kilómetros y kilómetros de tumbas bajo la tierra?
Las catacumbas en Roma son lugares especiales, cargados de simbolismos e historia. Sobrecogen al viajero que se acerca para contemplarlas y descubre un mundo subterráneo a medida que el guía va relatando su historia.
Aunque ahora llega el momento de puntualizar. Durante el siglo I los cristianos de Roma, no tuvieron cementerios propios, la mayoría de los seguidores de la nueva fe eran enterrados en cementerios comunes al aire libre junto a los paganos. Así por ejemplo, San Pedro fue enterrado en la necrópolis de la colina del Vaticano, bajo la actual basílica. En cambio otros cristianos, que podían disponer de propiedades privadas, enterraron a sus muertos en tumbas de familia, siempre sobre el terreno.
A finales del siglo II se construyeron grupos de sepulcros, excavados en fincas rústicas (villas, huertos...) de familias nobles y adineradas convertidas al cristianismo, cuyos propietarios pusieron a disposición de los más desfavorecidos la posibilidad de permitirse una tumba, empezando para ello las excavaciones de galerías subterráneas.
Pero al aumentar el número de cristianos en el siglo III, algunas catacumbas llegaron a ser propiedad de la Iglesia de Roma, como las de San Calixto. Tras el edicto de Milán en el año 313, los cristianos dejaron de ser perseguidos, pero se continuó excavando y sepultando a los fieles en estos cementerios subterráneos por la devoción hacia los mártires que allí habían sido enterrados.
Será a principios del siglo V, cuando dejen de hacerse y vuelvan a enterrar en campo abierto, sobre los mismos terrenos de las catacumbas y mucho más tarde en el interior de la ciudad.
Para finalizar, añadir que las catacumbas no eran el lugar dónde se escondían los cristianos porque eran perseguidos por los romanos, en realidad no eran más que simples cementerios subterráneos, bien conocidos por las autoridades romanas y que solamente confiscarían dos veces, una en el año 258 y duró dos años y otra en el 303 y duró siete años. En las catacumbas, las reuniones eran principalmente por motivos funerarios o de culto a los mártires, un lugar para el recogimiento.
En el fondo, el ser humano solamente busca su espacio, un lugar en el mundo donde pueda ser comprendido y aceptado, pero sobre todo respetado, basta observar a otras civilizaciones para comprenderlo. El alma y la conciencia tienen un gran peso específico en las personas, el suficiente para la fe, muchas veces inexplicable, pero que permite llevar a cabo obras como estas, que aunque hoy para nosotros no tengan mucho sentido, nuestros valores son otros ¿mejores, peores?... quien sabe, el tiempo lo dirá.
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