En mi paso por El Cerco de Artajona, hace
ya algunos años, encontré una iglesia fortaleza increíble, aunque mostraba
signos de claro abandono. Tras un breve paseo por el interior de sus murallas,
los vecinos que allí viven, me indicaron amablemente que uno de sus habitantes
disponía de la llave que permitía visitar su interior. Le avisaron y en breve
vino a darnos la bienvenida a un grupo de curiosos que nos habíamos acercado
hasta allí.
Con la calma y el asombro ante nuestra
expectación, abrió la puerta de la iglesia por uno de sus laterales, los muros
algo ennegrecidos llamaron mi atención, sonriendo y con nostalgia nos explicaba
que aquello era debido a que de niños jugaban y se refugiaban allí del frío
encendiendo hogueras que con el paso del tiempo ahumaron la piedra
ennegreciéndola. Poco pensaban entonces de la importancia o el valor de aquella
construcción abandonada.
Ahora, varios años después, se rehabilita
y se le da vida con un lavado de imagen, una reconstrucción y actividades
culturales para su explotación: visitas guiadas, mercadillos medievales para
dar ambiente y todo cuanto consiga atraer la atención del visitante, incluida
la gastronomía local. En torno a los cuatro millones de euros fue el coste de toda su restauración.
Son nuevos tiempos, nuevas formas de
activar la economía, corriendo todos el peligro de faltar a la verdad de
nuestra historia más reciente, cuando en estos lugares se acercaban algunos
avispados y se llevaban un rosetón para su restauración y..... nunca más se
supo, o también un pequeño retablo, una figura antigua..... nadie por entonces
sabía su valor, ni comprendía las posibilidades que podría tener para la
economía local. Pero ahora ¿dónde están? ¿quién se los llevó? Nos quedan las
paredes vacías y unos arqueólogos levantando el suelo en busca de tumbas en su
interior.
Una vez detectada la presencia de un asentamiento romano fechado entre los siglos I a.C. y II d. C. y que no hay estructuras arqueológicas de esta época, se dispuso la reconstrucción del suelo de la iglesia y de lo que todavía se conservaba en su interior.
Una vez detectada la presencia de un asentamiento romano fechado entre los siglos I a.C. y II d. C. y que no hay estructuras arqueológicas de esta época, se dispuso la reconstrucción del suelo de la iglesia y de lo que todavía se conservaba en su interior.
Al igual que en nuestra vida cotidiana,
no sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos y después lamentaciones
inútiles que no nos sirven de nada. Así pues Artajona, cuida tu patrimonio y
cuida de tus gentes, amables y sencillas, porque son ellas y no las piedras la
esencia de nuestra historia.