Paul Cézanne |
Querido Paul,
este verano he visitado tu ciudad natal, Aix en Provence.
Debo decirte
que todo ha ido evolucionando desde que te fuiste, pero tus paisanos guardan
con gran mimo tu “atélier”, en la avenida que hoy lleva tu nombre y que las
edificaciones actuales sobrepasan el taller y ya no puede ser considerado “las
afueras de Aix”. Pero lo intentan mantener intacto, con todas tus cosas...
pinceles, caballetes, algunos muebles, vajillas, escritos, bocetos.... también
hay una tienda para los recuerdos, fotografías de tus obras.. aquellas que
nadie quería comprar ¿recuerdas? Y que tantas veces fueron rechazas cuando las
exponías. ¿Sabes que precio tienen hoy? No, mejor que no lo sepas.
Toda la ciudad
te rinde homenaje, hay un circuito para conocer los lugares que frecuentaste.
He podido contemplar alguno, como el colegio donde fuiste a estudiar con Emile
Zola y el café de “Les deux garçons”
donde tantas tardes os reunisteis, que por cierto, lo he visto lleno de japoneses.
También la sombrerería de tu padre donde trabajaste algunas veces. Pero no he
seguido... he preferido pasear por el Aix actual, serán las mismas calles, pero ya no son las mismas gentes... todo
evoluciona, todo cambia, como los paisajes que tantas veces pintabas de la
montaña de Sainte-Victoire.
Seguramente que a tu padre le hubiera
gustado saber lo célebre que hoy eres para todos, ahora que ya no estás y no
puedes vernos. Tu obra se estudia y se comenta, se analiza y se afirma que eres
el creador del arte contemporáneo... ¿puedes creerlo? Los niños actuales de Aix
ya no se ríen de ti, conocen tu obra y te admiran, parte de ella tuve ocasión
de verla en París el año pasado.
¿Conseguiste tus sensaciones
coloreadas? Lo que más espero y deseo es que fueras feliz pintando, creando y
trabajando en tu “atélier”, con un escaso reconocimiento que llegó casi al
final, cuando ya poco te importó: “Prosigo mis estudios. Moriré pintando”
escribiste en 1906 y así fue. Hoy nos queda tu obra y unas escasas pertenencias
para imaginar lo que fue, pero lo vivido, lo experimentado y lo sentido, eso te
lo llevaste contigo para siempre.
Gracias Paul Cézanne y hasta siempre.
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