¿Falsa moral o moral errónea?. De las cortesanas y favoritas del siglo XVIII se habla y escribe mucho, pero cuidado... porque no solamente eran ellas las que marcaban el guión. Había una sociedad “masculina y femenina” que marcaba las reglas. Esas normas que valían o no en función de sus propios intereses.
La favorita gozaba de enormes privilegios y su influencia podía llegar a ser inmensa, pero no he encontrado demasiada oposición por partes de sus maridos, escasas, muy escasas excepciones. Así que remarcaré aquí el refrán popular de .. “quien calla otorga” todos aceptan las reglas sociales establecidas en una sociedad refinada y galante, donde el cinísmo y la perversión alcanzan también cotas muy altas.
El totalitarismo de sus monarcas tenía un alto grado de moral escasa, no debe extrañarnos hoy el comportamiento del Sr. Berlusconi , era algo muy habitual y consentido en el el siglo XVIII, ¿por qué iba a ser hoy motivo de escándalo? La favorita podía poseer joyas, rentas, palacios y un lugar de privilegio en la corte y todo a cargo del erario real. La reina debía callar y tolerar la situación y esperar a la muerte del rey para su venganza. Intrigas, rencillas, rencores.... ¿así se construye o se destruye?
¿Qué hace al ser humano llevar a cabo tales conductas? ¿Son ellas las que deben ser señaladas, clasificadas y marcadas por su condición de favoritas reales? O ¿somos en el fondo todos culpables de que eso ocurra?
La revolución francesa sucedió por algo, no fue gratuita. Haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago..... nunca funcionó. El pueblo cansado de pasar hambre mientras los demás llevaban a cabo una vida de lujo y excesos... ¿estamos hoy en ese punto? Creo que todavía no, pero hay que recordar que en el momento que el balance de los indignados supere el 50 por ciento de la población, entonces estaremos a las puertas de ese camino de no retorno. Las poblaciones árabes son una buena muestra de ello, no debemos olvidarlo.
Las favoritas no son el problema, nunca lo fueron... al contrario, consiguieron aspectos muy positivos en una corte llena de acuerdos matrimoniales basados en los intereses políticos y económicos que nada tenían que ver con el corazón de un rey o de una reina. ¿dónde está la moral entonces? quizá solamente donde deberíamos mirar realmente es en el interior de nosotros mismos.
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