Estudiaba en la universidad llena de esperanza e ingenuidad la obra de Tiziano “Amor sacro, amor profano” creyendo con absoluta certeza las teorías del Sr. Panofsky sobre iconografía y las explicaciones que los profesores nos facilitaban sobre la misma.
Pero los años pasan y todo evoluciona, la historia del arte también y me encuentro de pronto que aquello que creía saber.. pues ya no es lo que parecía. Gracias a Internet descubro un trabajo extraordinario de Verónica Estévez y todo cuanto intuía se convierte en luz gracias a sus notas y sus reflexiones.
Describe con rigor las diferentes interpretaciones de la obra llevadas a cabo por distintos historiadores, me descarta al Sr. Panofsky con indescriptible elegancia y facilita unas conclusiones sencillamente extraordinarias.
Yo también creo que la mujer desnuda no tiene porque ser Venus, coincido que debe ser la “verdad desnuda”, ya interpretada así en otras obras contemporáneas. Si Laura Bagarotto encargó realmente la obra, la ausencia del marido en el cuadro está justificada. Si Tiziano siguió las indicaciones de su mecenas está claro que el mensaje de Laura es para su marido Niccolo Aurelio.
Laura era una joven viuda que había perdido a su padre por haber sido procesado por alta traición y posteriormente ejecutado. Pese a estas circunstancias viviendo en Padua, se traslada a Venecia, la ciudad que procesó a su padre, para unirse en matrimonio. Su intento por dignificar su imagen a través de la pintura parece claro.
Es una demostración de amor a su futuro marido, la ciudad de Padua a su izquierda representa su pasado y la ciudad de Venecia a la derecha su futuro, la mujer vestida es Laura y la mujer desnuda, su verdad, la que con su gesto abierto, le invita a dirigirse hacia su nuevo futuro. El sarcófago con cupido moviendo el agua, simboliza su amor purificado, aquel que todo lo puede.
Hay un antes y un después, un pasado y un futuro, además de los escudos de armas de ambas familias pintados en el cuadro, aunque no fácilmente deducibles. Pero si yo fuera Laura intentaría por todos los medio a mi alcance, dejar mi pasado en Padua y caminar hacia un futuro mejor. La verdad desnuda le invita a ello, aunque después no le saliera todo como esperaba.
La interpretación de Panowsky es extraordinaria! Irrebatible!
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