Resulta curioso, si nos paramos a pensar, los diferentes medios de comunicación que hoy tenemos a nuestro alcance (móviles, correos electrónicos, foros, redes sociales...) y sin embargo, todo parece indicar que un exceso de comunicación, puede ser a su vez una falta de comunicación.
También en la red, como en nuestra vida cotidiana, debemos aprender a seleccionar con atención el contenido de los textos y no dar fe a todo lo que leemos.
El mundo cambia y nosotros con él, pero ¿hacia dónde?
Creo que ningún medio, por útil que pueda resultar, podrá cambiar nunca el valor de las relaciones humanas, esos treinta minutos tomando una taza de café, ese rostro que te escucha con atención y que intenta comprender lo que te pasa.
Me gustaría reivindicar aquí el valor de la amistad, de la esperanza y del compromiso, en definitiva de los valores que realmente importan y que tenemos la obligación de transmitir a las generaciones futuras.
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