sábado, 27 de abril de 2013

VERSALLES DESDE OTRA MIRADA


Tras la aparición de Luis XIV en Versalles, con la arrogancia de los hombres absurdos que se creen superiores, transformó aquel pabellón de caza donde se divertía con su padre en un palacio indescriptible. La razón de tal transformación no fue otra que la envidia que le produjo la belleza y esplendor de Vaux-le-Viconte.

Dicha arrogancia “El Estado soy yo” llevó consigo mucho sufrimiento. La corte francesa alcanzó sin duda una sofistificación extrema, que se prolongaría durante los reinados de Luis XV y Luis XVI y que acabó con la paciencia de aquellos que no tenían nada que comer, pero tampoco nada que perder.

Hoy contemplando Versalles desde un punto de vista vacacional y festivo (que no está nada mal) recuerdo al subir por la gran avenida a la población hambrienta y desesperada avanzando sin más armas que palos y piedras para asaltar el símbolo de la opulencia desmedida.

También me paro y contemplo el palacio recordando a los hombres que fallecieron durante su construcción, porque desde luego no existía la prevención de riesgos laborales y dejó  viudas, huérfanos y madres sin hijos.

Pero hoy el sol está radiante y paseamos por sus jardines, hacemos fotos y recordamos los acontecimientos de las historia oficial y la obra llevada a cabo por André Le Nôtre,  En su interior visitamos la sala de los espejos e imaginamos sus fiestas, las damas, la corte, las amantes del rey.... pero olvidamos a los que no tienen nombre y no pasan a los libros de historia, aquellos que realmente levantaron la obra con sus manos.

Creo que es justo, al menos una vez, de recordar lo que hicieron, lo que lucharon, lo que sufrieron y el legado que no dejaron y que volvemos a olvidar: “libertad, igualdad, fraternidad” ¿qué pensarán de nosotros si nos contemplan?