domingo, 13 de octubre de 2013

EL CERCO DE ARTAJONA


En mi paso por El Cerco de Artajona, hace ya algunos años, encontré una iglesia fortaleza increíble, aunque mostraba signos de claro abandono. Tras un breve paseo por el interior de sus murallas, los vecinos que allí viven, me indicaron amablemente que uno de sus habitantes disponía de la llave que permitía visitar su interior. Le avisaron y en breve vino a darnos la bienvenida a un grupo de curiosos que nos habíamos acercado hasta allí.

Con la calma y el asombro ante nuestra expectación, abrió la puerta de la iglesia por uno de sus laterales, los muros algo ennegrecidos llamaron mi atención, sonriendo y con nostalgia nos explicaba que aquello era debido a que de niños jugaban y se refugiaban allí del frío encendiendo hogueras que con el paso del tiempo ahumaron la piedra ennegreciéndola. Poco pensaban entonces de la importancia o el valor de aquella construcción abandonada.

Ahora, varios años después, se rehabilita y se le da vida con un lavado de imagen, una reconstrucción y actividades culturales para su explotación: visitas guiadas, mercadillos medievales para dar ambiente y todo cuanto consiga atraer la atención del visitante, incluida la gastronomía local. En torno a los cuatro millones de euros fue el coste de toda su restauración.

Son nuevos tiempos, nuevas formas de activar la economía, corriendo todos el peligro de faltar a la verdad de nuestra historia más reciente, cuando en estos lugares se acercaban algunos avispados y se llevaban un rosetón para su restauración y..... nunca más se supo, o también un pequeño retablo, una figura antigua..... nadie por entonces sabía su valor, ni comprendía las posibilidades que podría tener para la economía local. Pero ahora ¿dónde están? ¿quién se los llevó? Nos quedan las paredes vacías y unos arqueólogos levantando el suelo en busca de tumbas en su interior.

Una vez detectada la presencia de un asentamiento romano fechado entre los siglos I a.C. y II d. C. y que no hay estructuras arqueológicas de esta época, se dispuso la reconstrucción del suelo de la iglesia y de lo que todavía  se conservaba en su interior.

Al igual que en nuestra vida cotidiana, no sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos y después lamentaciones inútiles que no nos sirven de nada. Así pues Artajona, cuida tu patrimonio y cuida  de tus gentes, amables y sencillas, porque son ellas y no las piedras la esencia de nuestra historia.

sábado, 27 de abril de 2013

VERSALLES DESDE OTRA MIRADA


Tras la aparición de Luis XIV en Versalles, con la arrogancia de los hombres absurdos que se creen superiores, transformó aquel pabellón de caza donde se divertía con su padre en un palacio indescriptible. La razón de tal transformación no fue otra que la envidia que le produjo la belleza y esplendor de Vaux-le-Viconte.

Dicha arrogancia “El Estado soy yo” llevó consigo mucho sufrimiento. La corte francesa alcanzó sin duda una sofistificación extrema, que se prolongaría durante los reinados de Luis XV y Luis XVI y que acabó con la paciencia de aquellos que no tenían nada que comer, pero tampoco nada que perder.

Hoy contemplando Versalles desde un punto de vista vacacional y festivo (que no está nada mal) recuerdo al subir por la gran avenida a la población hambrienta y desesperada avanzando sin más armas que palos y piedras para asaltar el símbolo de la opulencia desmedida.

También me paro y contemplo el palacio recordando a los hombres que fallecieron durante su construcción, porque desde luego no existía la prevención de riesgos laborales y dejó  viudas, huérfanos y madres sin hijos.

Pero hoy el sol está radiante y paseamos por sus jardines, hacemos fotos y recordamos los acontecimientos de las historia oficial y la obra llevada a cabo por André Le Nôtre,  En su interior visitamos la sala de los espejos e imaginamos sus fiestas, las damas, la corte, las amantes del rey.... pero olvidamos a los que no tienen nombre y no pasan a los libros de historia, aquellos que realmente levantaron la obra con sus manos.

Creo que es justo, al menos una vez, de recordar lo que hicieron, lo que lucharon, lo que sufrieron y el legado que no dejaron y que volvemos a olvidar: “libertad, igualdad, fraternidad” ¿qué pensarán de nosotros si nos contemplan?