El gótico como estilo artístico, nace en la región de L’Ille de France a mediados del siglo XII porque las circunstancias, políticas, ideológicas, técnicas, económicas y teológicas facilitan su aparición. La existencia de diversos personajes decisivos, no sólo por sus conocimientos teóricos, sino también por su carisma, su liderazgo, su perseverancia, su diplomacia frente al poder, entre otras cualidades... y su maravillosa coincidencia en el mismo espacio y lugar, facilitarán sin lugar a dudas el nacimiento del gótico.
Los personajes son: el obispo de la catedral de Sens, el obispo de la catedral de Chartres y al abad Suger de la abadía de S. Denís. A ellos debemos añadir a San Bernardo de Claraval, él nos traerá un nuevo enfoque teológico, una austeridad y simplicidad en las formas con el arte cisterciense, que se enfrentará de algún modo con la monarquía francesa, deseosa de alcanzar un mayor protagonismo en toda Francia, para ello nada mejor que las catedrales como símbolo de un nuevo tiempo que se aproxima.
Los cuatro personajes se conocen entre sí, intercambian conocimientos e inquietudes y apuestan por un futuro diferente abriéndose camino sobre un estilo románico en su mayor esplendor y ya completamente consolidado.
Abrir nuevos caminos, es entrar en el mundo de la luz, de las vidrieras, de lo divino, lo inalcanzable, la altura de las catedrales obedece a este fin y el gótico es mucho más que unas soluciones arquitectónicas de arcos ojivales y bóvedas de crucería. Las tumbas reales dentro de las iglesias refleja al enorme poder de la monarquía que para conseguirlo se une a la iglesia y participa con ella (las donaciones para la construcción de catedrales es un hecho).
El abad Suger fue un maestro en el trabajo diplomático de servir al rey y a la iglesia, de conseguir lo mejor de ambas partes, de ser consejero en los asuntos de estado y finalmente reformar la abadía que guardaría en su interior las tumbas de la mayoría de los reyes de Francia. Además de teología, entendía de estrategia militar, de política, de historia, de economía, de gestión y con los conocimientos suficientes para dirigir personalmente las obras que se llevaron a cabo en la abadía de S. Denís.
Bajo estas circunstancias, parece más lógico entender que el gótico aparece en una región de Francia (L’Ille de France) a mediados del siglo XII, cuando todavía no es un país unificado, es más bien un área feudal y existen señores nobles y una monarquía que tiene poder en zonas centralizadas, pero que aspira a más. Una monarquía que desciende de la carolingia y lo que quiere es llegar a unificar el territorio francés. El estilo gótico es el de la monarquía y a medida que avanza su poder, también avanza el gótico.
Los conocimientos se adquieren en la iglesia, bien conocidas son las escuelas de la abadía de S. Denís (donde estudió el abad Suger, el rey Luis VI y su hijo Luis VII) y la de Chartes (dónde estudió su obispo Godofredo) los reyes de esta monarquía incipiente también se formaban en ellas, unir sus fuerzas era lógico y conveniente para todos y por supuesto vital para el nacimiento del gótico.
Los hechos los tenemos, los personajes que lo hacen posible también, en lo económico las cruzadas y los mercados en torno a las iglesias eran una importante fuente de ingresos, ello unido a las reliquias que los fieles seguían con absoluta devoción, hacían el resto. Las donaciones de particulares para la salvación eterna también jugaron un papel importante, especialmente la de las familias nobles que se aseguraban con ello espacios en capillas y altares para su enterramiento, aumentando el prestigio entre sus conciudadanos. Ahora el capital lo administra y controla el capítulo catedralicio.
Nos quedan los materiales, canteras cercanas para obtener la piedra, como la de Pontoise a unos 36 km de S. Denís y los obreros para levantar la obra, canteros, picapedreros, escultores, tallistas, albañiles, peones... toda una cuadrilla bien organizada que junto con el maestro de obras al frente lo harán posible.
El gótico gritaba por nacer y nació del esfuerzo de unos hombres dispuestos a seguir avanzando, tenían las ideas, tenían los motivos, disponían de los conocimientos, obtuvieron los ingresos necesarios para llevarlo a cabo y las circunstancias les favorecieron de tal modo que era inevitable no solamente su llegada, sino la continuidad de un estilo que avanzó en el tiempo hasta llegar a su máximo esplendor, pero eso... ya es otra historia.